You never bring me flowers
Regalar flores es un bonito detalle, pero si te las regalan siendo “un hombre de los de verdad” el tema ya es otro, la cosa se pone seria, demasiada lírica y sensibilidad al mismo tiempo. A nosotros nos gustan las flores, como nos gusta la vida y la gente.
Cada flor abraza una historia diferente. Regálate y regala los calcetines de moda. ¿Empezamos?
Del árbol de arce nacen frutos en parejas unidas, son las sámaras, que cuando se desprenden giran movidas por el viento mientras esparcen sus semillas. Del árbol de arce nace la dulzura de su savia que acabará en un crepe, que puedes compartir o no, y de la densidad de su madera, instrumentos musicales. De Dearmen nacen las ganas de que te guste nuestro modelo Acer tanto como a nosotros.
Cuenta la mitología griega que Jacinto, joven y hermoso príncipe espartano, levantaba pasiones entre los dioses. Un día, su amante Apolo le enseñaba a lanzar el disco, cuando Céfiro, dios del viento, vio la escena y, cegado por los celos, se apoderó del disco lanzándolo contra el cráneo de Jacinto y quitándole la vida al instante. De la sangre derramada, Apolo hizo brotar una flor, el jacinto. En sus pétalos sus lágrimas dejaron huella… ¡ay!.
Decía Sylvia Plath que los tulipanes son demasiado entusiastas, puede que así sea y que por eso nos guste tanto este modelo que envuelve el pie con estas flores, tan diversas como las personas.